En un mundo donde todo era color y alegría, vivían 22.000 pequeños seres brillantes, cada uno con un color diferente. Este mundo, llamado Coloralia, estaba lleno de arcoíris que nunca desaparecían.
Una vez al año, Coloralia celebraba el Gran Festival de los Colores. Durante este día, los 22.000 seres se reunían para crear el arcoíris más grande y espectacular. Cada ser aportaba su propio color, formando un espectáculo deslumbrante.
En este mundo mágico, cada color tenía un poder especial. El rojo podía crear calor, el azul traía calma, y el verde hacía crecer las plantas. Todos los colores eran importantes y necesarios.
Entre los 22.000, había un pequeño ser sin color llamado Blanco. Blanco se sentía triste porque creía que no tenía nada especial que ofrecer. Siempre había deseado ser parte del Gran Festival, pero sin un color propio, no sabía cómo participar.
Un día, Blanco conoció a un sabio anciano que le dijo: "No te preocupes, cada ser tiene algo único que aportar. Tu tiempo llegará, y cuando lo haga, sorprenderás a todos".
Llegó el día del Gran Festival, y los 22.000 comenzaron a formar el arcoíris. Pero algo extraño ocurrió: a pesar de sus esfuerzos, no podían completar el arcoíris. Faltaba algo, pero nadie sabía qué era.
Blanco, viendo la confusión, se acercó tímidamente. Cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas ser útil. De repente, de él emanó una luz brillante que iluminó todo Coloralia.
El anciano sabio sonrió y dijo: "Blanco, has descubierto tu poder. Eres el equilibrio de todos los colores. Sin ti, no pueden brillar en su máximo esplendor".
Con la ayuda de Blanco, el arcoíris se completó, y fue más hermoso que nunca. Blanco se dio cuenta de que, aunque era diferente, tenía un papel importante en Coloralia.
El Gran Festival fue un éxito, y desde ese día, Blanco fue un miembro esencial en la creación de arcoíris, recordando a todos que cada uno, sin importar cuán diferente sea, tiene algo especial que aportar.
Y así, en el colorido mundo de Coloralia, los 22.000 seres aprendieron que la diversidad y la unidad son lo que hace que la vida sea verdaderamente hermosa.