Hola, soy un agente del SDG, el Sistema de Distribución de Gatos. Mi trabajo es algo muy especial: ayudar a gatos en problemas y asegurarme de que encuentren su camino de regreso a casa. Hoy te voy a contar una de mis misiones más interesantes: la búsqueda de Parches, el gato de la granja.
Era una mañana brumosa en Sombra Larga. Las calles empedradas estaban cubiertas por una ligera capa de niebla y el sol apenas empezaba a asomarse. En la Oficina Central del SDG, el ambiente estaba lleno de actividad. Doña Elena, nuestra eficiente recepcionista, estaba al teléfono cuando entré en la oficina.
—Oficina Central del SDG, ¿en qué puedo ayudarle? —dijo Doña Elena con una voz clara y profesional.
Escuchó atentamente mientras anotaba algo rápidamente en su libreta. Luego se dirigió a mí con una expresión seria.
—Tenemos una misión urgente. Un gato de granja llamado Parches ha desaparecido durante la cosecha. La familia está muy preocupada y necesitamos que vayas a investigar.
Mi curiosidad se despertó de inmediato. Parches no era un gato común; los gatos de granja tienen un papel muy importante en la vida de sus dueños.
—Claro, Doña Elena. ¿Algún detalle adicional sobre dónde podría haber ido?
—Sí, lo último que se supo es que Parches siguió a una bandada de pájaros hacia un campo lejano. La familia cree que podría haberse perdido en el bosque cercano.
Llegué a la Granja de los Martínez, ubicada a las afueras de Sombra Larga. Era un lugar encantador, con campos dorados que se extendían hasta el horizonte y una gran casa de madera en el centro. El señor Martínez, un hombre de aspecto robusto y con las manos llenas de callos por el trabajo, me recibió con un gesto preocupado.
—Gracias por venir tan rápido —dijo, extendiéndome la mano—. Parches es muy importante para nosotros. Siempre ha sido nuestro fiel compañero durante la cosecha.
Asentí, comprendiendo la preocupación de la familia.
—Entiendo. ¿Podría mostrarme dónde fue visto por última vez?
El señor Martínez me guió hacia el borde del campo. Allí, entre las espigas de trigo, había algunas plumas blancas esparcidas por el suelo.
—Parches siguió a esos pájaros —explicó—. Lo vimos correr tras ellos hacia el bosque, pero luego no regresó.
Examiné las plumas con cuidado. Eran una pista valiosa. Tal vez podrían darme alguna idea sobre el rumbo que había tomado Parches.
Me adentré en el bosque, siguiendo las plumas. La luz del sol filtrada a través de las hojas creaba un ambiente tranquilo y misterioso. El aire estaba fresco, y el canto de los pájaros llenaba el silencio del bosque.
Mientras avanzaba, presté atención a cualquier señal que pudiera indicar la presencia de Parches. Después de un tiempo, llegué a un pequeño claro donde un grupo de pájaros se posaba en un árbol cercano.
De repente, vi a Parches, acurrucado entre las hojas. Parecía estar asustado pero ileso.
—Parches, amigo —dije en voz baja, acercándome con cautela—. Vamos a volver a casa.
Parches levantó la cabeza y me miró con alivio. Me acerqué y lo recogí con cuidado, mientras él maullaba suavemente.
Mientras regresaba a la granja con Parches, noté que estaba algo inquieto. Miraba a su alrededor con curiosidad y, de vez en cuando, se detenía para olfatear el aire.
Al llegar a la granja, la familia Martínez nos recibió con gran alegría. El señor Martínez tomó a Parches en sus brazos, y la señora Martínez lo acarició con ternura.
—¡Gracias, gracias! —dijo la señora Martínez, con lágrimas de alivio en los ojos—. No sabemos cómo agradecerte por encontrar a Parches.
—Fue un placer ayudar —respondí con una sonrisa—. Me alegra saber que está de vuelta sano y salvo.
Mientras la familia se reunía con Parches, me quedé observando, sintiendo una profunda satisfacción. Había sido una misión exitosa y Parches estaba donde pertenecía, con su familia.
De vuelta en la Oficina Central, Doña Elena me esperaba con una sonrisa.
—Entonces, ¿cómo fue la misión? —preguntó, interesada en los detalles.
—Parches estaba bien, solo un poco asustado —dije—. La familia está muy agradecida. Todo salió como esperábamos.
Doña Elena asintió con satisfacción.
—¡Excelente trabajo! Siempre es bueno ver que los gatos regresan a salvo a sus hogares. Pero me temo que hay más trabajo por hacer; hay otros gatos que necesitan ayuda en la ciudad.
Con la satisfacción de una misión bien cumplida, me preparé para mi próxima aventura. En Sombra Larga, siempre hay una nueva historia esperando ser descubierta.
Y así concluyó esta misión. Aunque el misterio de Parches ya estaba resuelto, sabía que muchas más aventuras me esperaban. Sombra Larga es un lugar lleno de sorpresas, y yo estaba listo para enfrentarlas todas.