Bajo un cielo de azul brillante,
¡un parque de juegos sin par!
Valeria, la niña curiosa,
con ganas de experimentar.
Y Leo, el amigo que siempre
quiere al espacio volar.
Jugaban al pilla-pilla, riendo sin parar.
Cuando de pronto, ¡un momento! Un raro sentir
Como si el peso de pronto
quisiera de sus cuerpos huir.
Leo flota, sin quererlo, ¡se
agarra a un árbol con emoción!
"¡Valeria, mira, estoy volando!
¡Qué extraña sensación!"
¡Oh, la gravedad, la traviesa, ha decidido jugar!
¡Nos ha quitado la fuerza que nos quiere anclar!
Saltamos y flotamos en el aire sin parar.
Una aventura de física que nos hace levitar.
¡La ley natural se ríe, qué histriónica lección!
¡A volar se ha dicho, sin ninguna objeción!
Los niños del parque ríen,
¡esto es pura diversión!
Pero Valeria piensa: "Esto
no es solo una canción."
Las hojas caen despacio, cual plumas en un vals.
Una pelota de fútbol rebota y sube mucho más.
"La gravedad es la ley,"
murmura, "la que nos hace caer."
"Si subimos muy alto, ¿qué vamos a hacer?"
Y aparece Don García, el sabio
bibliotecario, flotando sin control.
¡Agarra una farola! "¡Niños, la ley
se ha roto! ¡Hay que buscar solución!"
"La gravedad es crucial," explica
el señor, levitando sin poder.
"Mantiene el orden del mundo,
¡debemos saber qué hacer!"
Flotando van a la biblioteca,
¡qué escena más teatral!
Buscan libros de ciencia, física espacial.
"Es la fuerza que ordena
los planetas en su lugar."
"Sin ella, el mundo sería un caos sin parar."
¡Oh, la gravedad, la traviesa, ha decidido jugar!
¡Nos ha quitado la fuerza que nos quiere anclar!
Saltamos y flotamos en el aire sin parar.
Una aventura de física que nos hace levitar.
¡La ley natural se ríe, qué histriónica lección!
¡A volar se ha dicho, sin ninguna objeción!
Leen sobre Newton, Kepler y el baile sideral.
La ciencia es el misterio que parece esencial.
Y justo al leer la última página,
¡un golpe, un "plof", un tropiezón!
La gravedad regresa sin pedir ni un
perdón. ¡De vuelta al suelo, por montón!
Don García sonríe: "La lección nos ha dado ya.
Que lo importante no se ve,
y sin él no podemos estar."
Valeria y Leo aprendieron:
"No hay que dar nada por sentado."
Desde aquel día, cada juego es un
momento ¡gravitado!
¡Gracias, gravedad!