En la Aldea de Arcilla, cerca del gran pinar,
todos moldean figuras, sin poderlas animar.
Llega la dulce Valeria, con arcilla en su mano,
moldea un amigo gordo, un golem chiquito y sano.
Dos canicas por ojos, una sonrisa de barro,
"¡Ojalá fueras mi amigo!",
dijo con su corazón claro.
¡Golemín, Golemín!
La magia despertó,
de arcilla y de color,
nuestra amistad nació.
¡Golemín, Golemín!
Salta, ríe, corre ya,
no importa de qué estés hecho,
si tu alma es de verdad.
Juegan en el campo, ríen sin parar,
exploran viejos bosques, cerca del caudal.
Golemín es diferente, se mueve muy gracioso,
su cuerpo es de barro, ¡pero es muy valioso!
Pero otros niños miran, con caras de temor,
se burlan de su forma, le causan gran dolor.
¡Golemín, Golemín!
La magia despertó,
de arcilla y de color,
nuestra amistad nació.
¡Golemín, Golemín!
Salta, ríe, corre ya,
no importa de qué estés hecho,
si tu alma es de verdad.
Un grito en el río, ¡la corriente fuerte va!
Un niño está en peligro, nadie puede ayudar.
Golemín mira el agua, no hay tiempo para dudar,
salta con su cuerpo fuerte, para poderlo salvar.
Resiste la corriente, ¡un héroe de arcilla es!
Y todos comprendieron que la bondad se ve después.
La aldea aplaude fuerte, ya no hay miedo ni burla,
los juegos con Golemín son la mejor aventura.
La amistad no es de formas, ni tampoco material,
lo importante es un buen
corazón, ¡eso es lo esencial!